UNA REFLEXIÓN PARA LA DISIDENCIA

Por Iberian Fury- 12 de Julio de 2023

El presidente y héroe asesinado de Tanzania, John Magaluf.
                                     

A la mayoría de nosotros nos gustaría que hubiera algún político o partido que se atreviera a decir algo como: El covid ha sido el mayor genocidio de la historia, El virus jamás ha existido, Las vacunas son, en realidad, inyecciones letales para el control demográfico; El Cambio Climático es un fraude monumental, La Agenda 2030 es una conspiración judeo-masónica, etc., etc.

Sin embargo, en honor a la verdad, sí que ha habido algunos políticos que han hecho afirmaciones parecidas a las mencionadas, como por ejemplo, algunos presidentes africanos durante la Plandemia. De hecho, el de Tanzania (John Magaluf), se plantó ante las medidas tiránicas que la OMS pretendía imponer a la fuerza en su país, destapando, con pruebas de laboratorio, el inmenso fraude de las PCR.

Como mínimo, ha habido tres presidentes africanos, entre 2020 y 2022, que han plantado cara al Nuevo Orden Mundial. Y todos ellos fueron asesinados. Todos, sin excepción. Incluyendo al presidente de Tanzania. Todo un héroe.

Tampoco hace falta, a estas alturas, que os recuerde por qué fue asesinado el presidente Kennedy. ¿Os acordáis de su discurso unos días antes de que lo asesinaran? ¿Recordáis que habló de las sociedades secretas y de su intención de acabar con ellas para siempre? ¿Y recordáis que también tenía intención de terminar con la Reserva Federal, es decir, con el mayor sistema de esclavitud de la historia? Pues pocos días después de aquel discurso histórico lo borraron del mapa de un disparo en la cabeza. Exactamente igual que hicieron con el presidente Lincoln.

Y lo mismo ha sucedido con cantantes, actores, escritores, artistas e inventores destacados que han defendido públicamente posturas disidentes o perjudiciales para el sistema. Todos los que se han atrevido a sobrepasar ciertas líneas rojas han sido asesinados sin piedad. Y desde luego que sus actos fueron heroicos, sí, pero están muertos. Y un héroe, cuando muere, ya de poco sirve a la Humanidad.

Gente decente y digna, que repudia el Nuevo Orden Mundial, hay en todas partes: militares, policías, médicos, políticos, funcionarios, periodistas... pero muchos de ellos son conscientes de que si sobrepasaran ciertas líneas rojas serían fulminados más pronto que tarde. E insisto: ejemplos hay demasiados.

Por eso, muchos de estos disidentes en la sombra (o en la penumbra) se ven obligados a jugar a dos bandas, a guardar ciertas apariencias, o a decir y a emprender algunas acciones que van en contra de sus principios. Para alcanzar una posición más ventajosa y menos peligrosa, tener más poder, esperar al momento adecuado y actuar de una forma más contundente antes estas élites criminales. Porque, insisto, dar un paso en falso, a esos niveles, puede costarte la vida. Literalmente.

Sin embargo, por desgracia para todos nosotros, todavía una gran parte de la disidencia no comprende todo esto. Todavía muchos disidentes observan, analizan e interpretan esta complejísima realidad de una forma superficial, simplista o infantil, sin suficiente información o sin información de calidad, poniendo bajo sospecha a todo aquel disidente o colectivo que no adopte una actitud demoledora contra esta oligarquía asesina, contra todo aquel que no se atreva a decir las cosas tal como son, contra todo político que no sea capaz de inmolarse en pos de la verdad.

Tengámoslo en cuenta: estas élites genocidas nos llevan cientos de años de ventaja. Cuentan con los mejores estrategas. Con los mejores servicios de inteligencia. Con los mejores centros de investigación psicológica del mundo. Y con poderosos ejércitos. Así pues, para poder derrotarlos es imprescindible una estrategia, por lo menos, tan inteligente y sofisticada como la de ellos, y la coordinación de multitud de contrafuerzas operativas de países no alineados con el Nuevo Orden Mundial (a la cabeza de los cuales está Rusia, dicho sea de paso).

Y por encima de todo: es esencial que estemos unidos. Porque nuestro enemigo común son estas élites criminales. Y nuestro aliado es cualquiera, individuo o colectivo, que más allá de su credo o ideología, tenga el firme propósito de aunar esfuerzos para derrotar de una vez por todas a estas malditas legiones de Satanás.

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